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Homenaje a un Gran Gendarme

El día 22 de abril del 2020 falleció el Sargento Ayudante ® Mario Rodriguez, a los 90 años de edad. Su fallecimiento se produjo en el Hospital Militar Central de Córdoba, donde están radicados la mayoría de sus familiares. Su rica historia personal lo destaca por haber sido uno de los Radio Telegrafista de la Gendarmería Nacional Argentina, por haber fundado una escuela en la Cordillera  y haber ejercido la docencia ad honorem, en distintos destinos donde prestó servicios.

Incorporado en el Año 1950, vivió la Gendarmería en cuerpo y alma, tomando la vida en cada destino como un desafío para crecer en su profesión y ayudar a los ciudadanos en lo que podía hacer. Con una buena formación cultural y con cualidades y estudios para acceder a escalafones superiores, dejó pasar esas oportunidades para dedicarse de lleno a su actividad como Docente y como integrante del Servicio de Comunicaciones de la Fuerza.

Transmitió a sus hijos ese entusiasmo por el estudio y el trabajo, quienes hoy, ante su fallecimiento, le rinden homenaje en un sentido escrito que identifica a todos los Gendarmes de ayer que, como el Sargento Ayudante ® Mario Rodriguez, marcaron una línea para que la Gendarmería Nacional Argentina sea lo que es hoy, una Institución reconocida por los ciudadanos a nivel nacional e internacional.

Compartimos y nos sumamos a este homenaje realizado por sus hijos y Familia (entre ellos el Comandante Mayor ® Mario Rodriguez). Consideramos que es un ejemplo para las nuevas generaciones de Gendarmes que día a día, salen a cumplir sus tareas con este mismo compromiso.

DESPIDIENDO A UN GRANDE… PERO SOLO CON UN “HASTA PRONTO”

Bueno viejo querido, usurpé tu biblioteca, hurgueteando entre tus libros, buscando aquel que fue tu guía e inspiró tu vida direccionando tu accionar, siempre correcto, siempre actuando como un caballero, una persona de bien, humilde, generoso, modesto, austero, buen esposo y padre… abuelo y bisabuelo dulce y amoroso… Y me invaden tantos recuerdos de nuestra familia…

Repasando el sendero de tu vida, veo cuánto hiciste por vos, por nosotros y por tu patria…. Nuestra Patria… ¡¡Y no me cabe duda de que sos un grande!!

En 1950, al finalizar la “colimba”, te incorporaste a la Gendarmería Nacional. Allí te formaste con mucho esfuerzo, te casaste y la familia empezó a crecer. En tu primer destino, en Itatí -Corrientes-, llegaron Delfina, Mario y Ángel; luego, en Chos Malal -Neuquén-, vino Bety; y ya en La Leonesa/Las Palmas -Chaco-, la familia se completó con otros dos retoños: Miguel y Sonia. Siempre con tu compañera inseparable, “La Lochita”, tan extraordinaria como vos, que incondicionalmente te ha acompañado a lo largo de toda tu vida, compartiendo tus mismos valores y principios.  Ya más adelante llegaron los nietos y bisnietos…

Te instruiste como Docente, pero preferiste continuar en el escalafón de Suboficiales de Gendarmería Nacional, como radio operador, y ejerciste la docencia ad honorem, basándote en que la Gendarmería Nacional ya te abonaba un sueldo… ¡la pucha! Eso sí que pinta la clase de persona que uno es… No te importaron las medallas ni las jinetas ni los honores, pero nosotros (tu familia y tus amigos) sabemos cuántos mereciste. Siempre dándonos el ejemplo, siendo coherente con lo que nos inculcabas y con tu accionar. Nos enseñaste a «no achicarnos ante nadie, pero tampoco a sentirnos más que los demás». Nos mostraste el camino de la vida con VALORES: a cumplir con la palabra empeñada, a respetar a los demás (y a todo lo que esa palabra encierra: las leyes, los niños, los mayores, las instituciones, los símbolos patrios, etc. etc. etc.), a ser tolerantes, prudentes, responsables por nuestros actos, honestos, altruistas, solidarios, a ser patriotas… a ser valientes: estuviste en Laguna del Desierto alistado para combatir en las Islas Malvinas, ¡qué huevos por Dios!

Constantemente nos decías que lo más importante es la EDUCACIÓN: “prepárense para ser útiles a la Patria”. Y, fiel a esa convicción, fundaste, en Pichi Neuquén, la Escuela Rural Nº 236, bautizada “Gendarmería Nacional”. Gozaste del honor de convertirte en el primer “Maestro de Frontera” de esa institución, a la cual supiste amar tanto como a tu familia. Entusiasmado ibas a “tu escuelita”, montado en “el Zapallito”, tu caballo y leal camarada en esas travesías de 5 o 6 días, surcando senderos inhóspitos, en plena Cordillera de los Andes, soportando vientos fríos, heladas… hasta llegar a tu destino, soñando con alfabetizar en esos confines de nuestra Patria, ¡qué compromiso!

Luego, en nuestros Barrios “El Jardín Bambi” en La Leonesa, y “La Sirena” en Florencio Varela, fuiste deportista, amante del fútbol, hincha de San Lorenzo de Almagro, Enfermero Profesional (ejerciendo ad honorem e incondicionalmente, tal como ejerciste la docencia) y cuando alguno de tus hijos, o algún vecino, necesitó una mano, fuiste albañil, electricista y plomero. Tu gran solidaridad te convirtió en polifacético, y tu compromiso con la comunidad, en administrador de la Proveeduría del Personal de Gendarmería Nacional y de la Usina del Pueblo, en integrante de cooperadoras escolares (Esc. 4, Esc. 6, EGB. 21) y fomentista (La Sirena- FV).

Pero el don que mejor cultivaste, sin dudas fue la Honradez. Supiste mantenerte lejos de los vicios y nos demostraste que con esfuerzo y sacrifico nada es imposible en la vida.  Sos nuestro MODELO. Para algunos somos “los hijos del Maestro”, para otros “el hijo/a/nieto/a de Don Mario”, o “el hijo/a/nieto/a de Don Rodríguez” ¡Qué orgullo ser conocido como miembro de tu familia!

Leías a Sarmiento, a José Hernández, a Gálvez, a Busaniche, y tantos más… tu biblioteca está llena de Enciclopedias, Atlas… y claro, si solías decir “el saber no ocupa lugar…”, “los libros no muerden”, ¡jajaja!, “viajen, conozcan… Claro que primero hay que conocer el País”, y con vos dimos los primeros pasos… ¡Uh!, encuentro las “Máximas a Merceditas”, ¡qué grande! ¡si las habrás leído!… tal vez pudo ser tu guía, ya que admirabas al Padre de la Patria, así como a Juan Manuel de Rosas, a Güemes, pero también a Julio Argentino Roca… decías “a este país lo haremos grande entre todos”.  Dicen que el fruto no cae lejos del árbol, ¡y vaya si no hemos intentado emularte! ¡Pero qué difícil ha sido y es! ¡Qué alto has elevado la vara!… Será muy difícil superarte…

Tus hijas e hijos hemos sido/somos docentes, fomentistas, miembros de instituciones barriales, uno también eligió ser Oficial de la Gendarmería Nacional, y otros abogados, vocación que, por circunstancias de la vida, no pudiste concretar. ¡Y cómo serás de Grande! que hoy tus nietas y nietos siguen tus pasos en la docencia, la enfermería y la abogacía… pero también vos nos enseñaste que el título más valioso es el de “buena persona” y tu verdadera grandeza radica en los principios que lograste inspirarnos, practicando la Ética en todos los órdenes de la vida. Nos enseñaste a ser honrados, leales y agradecidos… Y estas palabras son un intento de ejercer esa gratitud que nos inculcaste, agradeciéndote por dejarnos una herencia tan inmensa y tan preciada, aquella que no es patrimonial, pero que tiene un valor incalculable: los Valores Morales y la Ética que supiste cultivar y transmitirnos a lo largo de toda tu vida, y que, en tu honor, nosotros seguiremos transmitiendo a las generaciones venideras, pero especialmente agradeciendo a la vida por ser nosotros tus herederos, y deseando que hayas partido sintiéndote orgulloso y satisfecho sabiendo la gran familia que construiste.

Nunca te vimos enfermo y, tal vez por eso, creímos que eras inmortal… pero no… Hoy te toca volar alto, para vivir en la memoria y en los corazones de quienes tuvimos el privilegio de conocerte y ser testigos de TU OBRA, la que perdurará por siempre. ¡Qué ejemplo! ¿Cómo no sentirnos afortunados de llevar tus genes?

Tal vez no fuiste guiado por un libro, tal vez tu fuente de inspiración ha sido tu propio hogar, tu padre, tu familia… como vos lo has sido, sos y seguirás siendo para nosotros…

¡GRACIAS VIEJO! ¡GRACIAS ABUELO!

¡Hasta Pronto! Extrañaremos tus mates amargos, te fuiste sin revelarnos tu secreto, ese toque especial que le agregabas para que no se sintieran “amargos”, pero trataremos de descubrirlo, así “la Lochita”, y todos nosotros, tal vez te extrañemos menos… también nos enseñaste que “el mate une” y así te recordaremos, unidos en rondas interminables de mates, intentando descubrir tu secreto…

¡Chau Viejo Querido!

¡HÉROE, PRÓCER, GENIO, ILUMINADO!

Nota de la Redacción: Agradecemos al Cte My ® Mario Rodriguez por el material fotográfico.

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2 comentarios

  1. Por Dios que hermosas palabras, me he emocionado tanto y felicitaciones a su esposa e hijos y nietos por esa gran persona cómo lo ha sido el Smy Rodriguez

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