Editorial

Una decisión que ayuda a recuperar la seguridad ciudadana

Hace varios años, se decidió limitar el uso intimidatorio de las armas reglamentarias por parte de policías y fuerzas de seguridad en general, para detenerlos cuando eran sorprendidos en actitudes sospechosas o directamente, en pleno delito.

Esa ventaja táctica fue aprovechada por la delincuencia y cientos de hombres y mujeres perdieron sus vidas o quedaron con graves secuelas para toda la vida.  El incremento de la agresividad delictiva es un fenómeno a nivel mundial. Las respuestas legales fueron diferentes, orientadas en todos los casos a preservar la vida de los delincuentes.

Hoy, la República Argentina cambia sus disposiciones, con el objetivo de preservar la vida de sus ciudadanos, policías y miembros de las fuerzas de seguridad y recuperar el poder de policía que el Estado debe ejercer, porque tiene su monopolio. Ninguno de ellos, policías o miembros de las fuerzas de seguridad,  se excederá en el uso de las armas, porque están preparados para disuadir y no para herir injustificadamente y mucho menos para matar.

El REGLAMENTO GENERAL PARA EL EMPLEO DE LAS ARMAS DE FUEGO POR PARTE DE LOS MIEMBROS DE LAS FUERZAS FEDERALES DE SEGURIDAD, quizás llegó tarde para cientos de Policías, Prefectos y Gendarmes, cuyas familias hoy llevan flores a sus tumbas o los visitan en hospitales donde están rehabilitándose de sus heridas.

Aún así, creo que salvará muchas vidas.

 

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