Misiones de Paz

27 AÑOS DEL CENCAPOPAZ: SU LEJANO INICIO PARA LA MISIÓN EN CAMPOYA

El 26 de mayo es el Aniversario de la creación del Centro de Capacitación para Operaciones Policiales de Paz (CENCAPOPAZ), el Centro de la Gendarmería Nacional Argentina que hace 27 años está contribuyendo al entrenamiento de los futuros «Centinelas de la Paz» de la Fuerza.

Un poco de historia sobre sus inicios

El 26 de mayo de 1992, un grupo de Oficiales y Suboficiales de la Gendarmería Nacional Argentina inició en Campo de Mayo, un curso diferente al que caracterizaba a los Cascos Azules. Aproximadamente 50 hombres fueron convocados para desempeñarse en la Misión de Naciones Unidas en Camboya (UNTAC), país que vivía un duro conflicto originado por la guerrilla de los legendarios Kemeres Rojos que enfrentaban a las fuerzas regulares de ese país.

La Misión de Naciones Unidas a Camboya, fue sin duda alguna, una experiencia única para todos los Cascos Azules del mundo que participaron de ella. Cabe destacar que los argentinos convocados para realizar esa misión, recibieron instrucción especial orientada tanto para el combate como para las funciones de monitores de ONU. En la Gendarmería Nacional no existían antecedentes para este tipo de misiones y tampoco se disponía de las experiencias y medios de informaciones con que se cuenta en la actualidad.

El Jefe del Contingente fue el comandante Rolando Reynoso, un experimentado oficial de las fronteras “calientes” argentinas y de los institutos de formación de la Fuerza, que incluso sobrevivió a una grave herida de bala en un enfrentamiento en acto del servicio en la frontera con Paraguay. Hoy ya retirado, comenta con orgullo y nostalgia que “todos estábamos preparados para la guerra. Sabíamos que la misión sería durísima. No se si todos tenían real conciencia de eso, pero conocíamos bastante la situación a través de los cables de las agencias de noticias que nos actualizaban semanalmente sobre la situación de Camboya”.  Camboya era en ese momento, el Vietnam de los años anteriores. La Argentina había comprometido su participación ante la ONU. “La gran mayoría de los militares y gendarmes que estaban en Campo de Mayo, nos decían que estábamos locos, por ser voluntarios para una misión de esas características”, agrega Reynoso . El grupo entrenaba día y noche e hicieron instrucciones de todo tipo. Natación utilitaria, cruces de cursos de agua, tiro diurno y nocturno con todas las armas disponibles inclusive algunas que no existían en las fuerzas regulares, combate en localidades, idioma inglés, Derechos Humanos, adiestramiento físico, rappel, ascenso y descenso desde helicópteros y aeronaves, conducción de motos, vehículos 4 x 4 y camiones, primeros auxilios en la Escuela de Enfermería del Ejército, detección y desactivación de minas y trampas explosivas y manejo de explosivos, fueron parte de su entrenamiento.

“Fue un régimen de internado de lunes a sábado al mediodía – agrega el comandante Reynoso- Éramos hombres de distintas edades, que veníamos de todos los destinos de la Fuerza. Cuando empezó el curso, no podíamos correr 20 minutos y terminamos corriendo dos horas con todo el equipo en las espaldas”. Luego de 6 meses de ese intenso entrenamiento similar al que recibían las fuerzas especiales, esta Misión no se concretó.

Qué pasaba en Camboya en 1992

Mientras los gendarmes argentinos finalizaban su entrenamiento para participar en la Misión de las Naciones Unidas en Camboya, los jemeres rojos desarrollaban una intensa actividad armada contra las fuerzas regulares de su país y de las Naciones Unidas que estaban desplegados en la zona. El domingo 20 de diciembre de 1992, mientras los gendarmes finalizaban su instrucción, los jemeres habían tomado como rehenes a Cascos Azules uruguayos y rusos amenazaban con ejecutarlos. 9 rehenes; siete de ellos Cascos Azules de la ONU, estuvieron en cautiverio en condiciones denigrantes. Se desconocían las exigencias exactas de los guerrilleros y el plazo dado para que estas se cumplan. Los prisioneros eran 12 personas, ocho de ellas Cascos Azules de nacionalidad uruguaya, los tres pilotos rusos del helicóptero y un intérprete camboyano.

Posteriormente, un casco azul uruguayo y dos pilotos rusos fueron puestos en libertad, uno de ellos para llevar el mensaje y los otros dos por razones políticas. El hecho fue tomado como una prueba de fuerza entre el contingente pacificador de la ONU y la guerrilla maoísta camboyana empleó durante muchos meses esa técnica.

Durante el año 1993, la situación se mantenía igual. Así lo indica la experiencia de un periodista español que viajó por el país como corresponsal de guerra. Señaló que cuando llegó a Camboya – llamada también Kampuchea – su sorpresa fue enorme. Al llegar al aeropuerto, fue llevado a una habitación por los funcionarios de seguridad locales, quienes le dieron una lección que incluía cómo detectar las minas, cómo marcarlas para que las vean los demás y cómo caminar por donde podría haberlas.

Esa experiencia le sirvió para sobrevivir los días posteriores, cuando se encontró en el medio de los caminos y terrenos minados. Apenas salió del aeropuerto hacia la capital Phnom Penh; pudo constatar que todos los puntos estratégicos como carreteras, mercados, aeropuertos, puentes, etc. estaban tomados por los Cascos Azules de la ONU en tanquetas y también observó tropas del ejército regular del país. La situación era muy tensa y los tiroteos frecuentes. Los jemeres rojos daban continuamente duros golpes de mano – ataques sorpresivos – principalmente en la zona norte del país donde se encuentran los templos de Angkor, que son un atractivo turístico mundial.

Camboya es un país de extraordinaria belleza natural; muy verde, con mucho colorido, con restos históricos de gran belleza artística y gente muy hospitalaria. Son una mezcla de thais, hindúes, indonesios y malayos. En la zona de Angkor, el ejército estaba luchando contra los jemeres rojos y precisamente, muy cerca de los templos famosos cuya visita quería realizar el periodista. Los Cascos Azules de la ONU, por su parte, protegían los templos y los caminos de la zona, desactivando artefactos explosivos para proteger a sus miembros y a la población local. Los templos Angkor son de grandes dimensiones y aparecen repentinamente en medio de la vegetación selvática, mostrando el poderío de lo que fue el gran imperio Jemer entre los siglos X y XIII. De esa forma, escuchando disparos de obuses todo el tiempo, el periodista y los Cascos Azules visitaron los templos para disfrutar de ellos.

Recuerdos e historias personales

Esta misión de las Naciones Unidas, caracterizada por ser de las más duras de su historia, no contó con gendarmes argentinos. Sin embargo, sus integrantes fueron preparados estrictamente para cumplirla, como en otras tantas realizadas en todo el mundo.  “Dios sabrá por que no fuimos” – reflexionan los veteranos cursantes. Algunos de ellos ya están fallecidos; otros como el comandante principal Rolando Reynoso y el sargento ayudante Alfredo Paraná, están retirados y dedicados a la actividad privada. Paraná está radicado hoy en EEUU luego de varios años de vivir en China, con una larga historia de sacrificios y emprendimientos para contar. La gran parte de este contingente especial tuvo una destacada actuación en las Misiones de Paz de las Naciones Unidas y otras actividades especiales, como por ejemplo César Sosa, Dardo Ocampo, Lucio Héctor Altamirano, Héctor Rodríguez Rivera, Roberto Barreto y Luis Albornoz, entre otros tantos. Todos recuerdan con nostalgia ese histórico y durísimo curso, realizado para una misión que no pudo concretarse, pero para la cual habían sido eficientemente preparados.

El Centro de Capacitación para Operaciones Policiales de Paz (CENCAPOPAZ), hoy

Hoy, a 27 años de esa histórica experiencia, sus participantes recuerdan las vivencias que son compartidas y fortalecidas a través de una sólida amistad que forjaron en sus vidas. Ese mismo grupo humano fue empleado para participar de otras misiones de las Naciones Unidas, como la Ex Yugoslavia y sus países emergentes que fueron Croacia y Kosovo.  Las instalaciones sirvieron además como base para la formación del Centro de Capacitación para Misiones al Exterior (CENPEREX) en 1994, cuya brillante trayectoria creció hasta el día de hoy en su asiento en la ciudad de Mercedes en la provincia de Buenos Aires. A lo largo de estos años, formó a miles de miembros de la Fuerza y a becarios nacionales y extranjeros. para desempeñarse como Cascos Azules de las Naciones Unidas en todas sus misiones alrededor del mundo.

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