Una Visión Espiritual de la Vida del Gendarme
El Padre Jorge Alberto Massut es, desde marzo de 2018, el Capellán Mayor de la Gendarmería Nacional Argentina. Anteriormente se desempeñaba como Capellán de la Región III de Gendarmería con asiento en Córdoba y también trabajó varios años en la ciudad de Barreal, asiento del Escuadrón 26 “Barreal” y de un Centro de Formación de Gendarmes. Asimismo, estuvo en Haití con los Cascos Azules de la ONU, destacándose además que, previo a su actividad sacerdotal, hizo el Servicio Militar Obligatorio en la Base Aeronaval de la Armada Argentina ubicada en Punta Indio (provincia de Buenos Aires).
Con un gran carisma y liderazgo, cumple con las funciones pertinentes a su tarea en la Sede de la Gendarmería Nacional Argentina en el Edificio “Centinela”, manteniendo una fluida comunicación con el personal y los Capellanes de las unidades del despliegue. Usuario permanente de las Redes Sociales, esa cualidad le permite brindar un apoyo espiritual necesario, tanto para todo el personal en actividad de las distintas edades y sexo, como con los Retirados y Pensionados, con una opinión abierta en la que los fundamentalismos no son aceptados.
Desde los destinos como Capellán, realizó visitas a casi todos el país y en sus recuerdos siempre están presentes las visitas a Salta y Jujuy y en especial, las Subunidades de sus despliegues como Hito 1, Santa Victoria Este, Misión La Paz, Santa Victoria Oeste, Paso de Jama, San Antonio de los Cobres y tantos otros en los grupos de Alta Montaña de los Escuadrón Barreal, Jáchal, Uspallata, Tunuyán y Malargüe. Asimismo, como Capellaán Mayor de la Fuerza visitó distintas las unidades de la Fuerza, ubicadas a lo largo y a lo ancho del país.
Para conocer un poco más de sus actividades sacerdotales y de la organización del Sistema de Capellanías de la Fuerza, hoy la entrevistamos, agradeciéndole la posibilidad que brinda a nuestros lectores.
¿DÓNDE NACIÓ Y CÓMO FUE SU INFANCIA?
Nací en la Capital de Provincia de San Juan. Mi infancia, gracias a la Bondad y a la Providencia de Dios, transcurrió en una Familia sencilla, creyente y comprometida en la Vida de la Fe, por lo que para mí fue natural el conocimiento y la amistad con Dios desde pequeño. Mi mamá, Clara Ruth, docente y estudiante de Arquitectura, al casarse eligió dejar su proyecto profesional para dedicarse a sus hijos, falleció el 24 de enero de 2017 a dos meses de cumplir los 60 años de casados. Mi Papá Francisco José, Agrimensor, falleció el 4 de enero del corriente año. Somos cinco hermanos, 2 mujeres y 3 varones. Tengo 13 sobrinos y cuatro sobrinos nietos. Salvo el Jardín de Infantes y el 1er grado, cursé los estudios primarios y secundarios en el Colegio Don Bosco de San Juan, del que egresé del 6to año como Perito Mercantil y Bachiller Nacional, en 1977.
Como la mayoría de los niños en aquellos años, mi infancia transcurrió en familia, en la escuela, compartiendo con mis hermanos y amigos. Recuerdo, entre otras cosas, además de los juegos de niño y los estudios, me gustaba mucho pasar largos ratos con algunos de mis hermanos, acompañando a mi abuelo materno que tenía un almacén, ayudarle a acomodar la mercadería, a realizar las compras y a despachar clientes. Una vez al mes viajábamos a Mendoza a visitar a la familia de mi abuelo y tíos paternos. En la adolescencia participé en los campamentos y actividades organizadas por el Colegio y también integré grupos como Exploradores de Don Bosco, Scouts, Movimiento Mallinista y Fasta.
¿CUÁLES FUERON SUS ACTIVIDADES PREVIO AL INGRESO A SU VIDA SACERDOTAL?
Al egresar del Colegio Secundario, ingresé a la Facultad de Ciencias Económicas y trabajé como ayudante de un martillero en una inmobiliaria. El 1 de setiembre de 1978 fui incorporado para cumplir el Servicio Militar Obligatorio, cumpliéndolo en la Base Aeronaval de Punta Indio (Armada), ocasión en que presté juramento a la Bandera Nacional el 22 de Setiembre de ese año y continué el Servicio Militar en el mismo destino. Al regresar a la vida civil, retomé mis estudios y me integré a mi comunidad parroquial “Nuestra Señora de la Merced”.
Participé de un Eslabón del Movimiento Círculos de Juventud y con otros jóvenes comenzamos a formar el Centro y Círculos de Jóvenes de la Acción Católica en nuestra Parroquia, ya que solo estaban los de adultos. A los meses de integrarme asume un nuevo párroco, quién por falta de sacerdotes, también fue enviado por el Obispo de San Juan como Sacerdote Misionero a la Parroquia “Jesús de la Buena Esperanza”, (Departamento de Calingasta). Me refiero al Padre Francisco Enrique, quién asumió la capellanía de Gendarmería en las Unidades de Barreal. En varias oportunidades lo acompañé junto a otros jóvenes a sus visitas y colaboraba con las actividades de jóvenes en la Parroquia y con las Catequesis en el entonces Escuadrón 7 de Formación de Gendarmes “Félix Manifior”, (año 1980).
Estas experiencias y el testimonio y cercanía de varios sacerdotes, me ayudaron a descubrir el llamado de Dios a servirlo en el Ministerio Sacerdotal. En el proceso de discernimiento vocacional, me resistí durante un tiempo por anteponer mi proyecto personal a lo que Dios me pedía. La vocación sacerdotal me ilusionaba mucho, pero debía renunciar a mis proyectos, especialmente a formar una familia, hasta que pude comprender que mis proyectos sin Dios no tenían sentido y que renunciaba a algo bueno por un bien mayor. Así fue madurando la vocación, mi párroco me presentó al Obispo, quien me recibió con gran alegría y afecto y me aceptó como Seminarista ingresando el 4 de abril de 1983 con 23 años al Seminario.
¿CUÁNDO FUE ORDENADO SACERDOTE Y CUÁLES FUERON SUS PRIMEROS SERVICIOS PASTORALES Y DESTINOS COMO SACERDOTE?
Luego del Proceso de Formación, Discernimiento Vocacional, Formación Espiritual, Formación Humana-Afectiva, Formación Intelectual-Académica y Formación Pastoral, durante 8 años en el Seminario, un año del Curso Introductorio, tres años de Filosofía y cuatro de Teología y las diversas etapas del proceso de Formación, la recepción de los ministerios laicales de Lectorado y Acolitado y la correspondiente Admisión a las Órdenes Sagradas , fui ordenado Diácono el 19 de julio de 1990 y recibí la ordenación Presbiteral el 21 de diciembre de 1990.
Mi primer destino fue Vicario de la Parroquia de Guadalupe, acompañando a un querido Sacerdote que también prestaba servicio como Capellán de Ejército en el RIM 22, el Padre Pedro Roger Quiroga Marinero. Con él colaboré en algunas oportunidades, administrando el Sacramento de la Reconciliación a los soldados. Durante este tiempo fui Capellán en dos Colegios y di clases de Teología en la Facultad de Ciencias Económicas en la Universidad Católica de Cuyo, además de otros servicios diocesanos. En Julio de 1993 soy enviado por el Obispo de San Juan, como vicario de la Parroquia “Jesús de la Buena Esperanza”. Fui enviado en remplazo del Padre Daniel Ruarte, que hasta ese momento era el Párroco y a también Capellán del Escuadrón 7 de Formación de Gendarmes. Había sufrido un accidente y debió ser trasladado a San Juan para su recuperación.
El Obispo de San Juan me presentó al Obispo Castrense como candidato para asumir la Capellanía del Escuadrón 7 y así a partir de Julio de 1993 comienzo este nuevo y apasionante servicio pastoral en el Obispado Castrense como Capellán Auxiliar en Gendarmería Nacional, aunque la alta administrativa recién se concreta el 01 de noviembre de 1993. Desde 1993 hasta el 2000, también fui Capellán del Complejo Educativo Monseñor Cruvellier y di clases en el Profesorado de enseñanza Primaria. En febrero de 2001 soy trasladado a la Parroquia “Nuestra Señora del Rosario”, a 20 km de la ciudad de San Juan y paralelamente el Obispado Castrense propone mi traslado a la Agrupación X de GNA. Entre los años 2001 y 2007 doy clases en el Seminario Arquidiocesano de San Juan de Cuyo. A partir del 01 de enero de 2010, el Obispo de San Juan, me autoriza ejercer mi ministerio en tiempo completo al Obispado Castrense, pasando a depender del Obispo Castrense y siendo designado desde entonces para la Capellanía de la Región III – Córdoba de GNA como Capellán Castrense.
Monseñor Santiago Olivera, nuestro Obispo Castrense, a pocos meses de asumir la Diócesis, me convocó a colaborar más estrechamente con su ministerio, designándome Capellán Mayor de Gendarmería a partir del 01 de marzo de 2018.
¿CUÁLES FUERON SUS DESTINOS COMO CAPELLÁN DE GENDARMERÍA?
Dentro de la Fuerza, mis destinos como Capellán fueron los siguientes
- Escuadrón 7 de Formación de Gendarmes “Gendarme Félix Manifior” – Barreal, desde Julio de 1993, (administrativamente 01 noviembre), hasta diciembre de 1995.
- Escuadrón 26 “Barreal”, desde enero de 1996 hasta diciembre de 2000.-
- Agrupación X “San Juan” desde enero de 2001 a diciembre de 2009.-
- Región III “Córdoba”, desde enero de 2010 a febrero de 2018.
- Misión de Paz, ONU, Capellán del Contingente Argentino desplegado en Haití, desde diciembre de 2011 a Julio de 2012 (Foto).
- Junto con la Capellanía de la Región III, asumí también la capellanía del Centro de Formación de Gendarmes “Gendarme Félix Manifior” de Barreal, desde su reapertura en 2010- 2011 hasta febrero de 2018, salvo durante el año 2013 que contamos con la colaboración de un capellán auxiliar. –
- DIRECCIÓN NACIONAL, CAPELLÁN MAYOR, desde el 01 de marzo de 2018.
¿CUÁL ES EL ORIGEN Y LA RAZÓN DE SER DE LAS CAPELLANÍAS MAYORES Y DE LOS CAPELLANES EN LA GENDARMERÍA EN PARTICULAR, EN LAS FUERZAS ARMADAS Y FEDERALES DE SEGURIDAD?
Es importante en primer lugar recordar que desde antes de la organización de la Nación, el ejército, los regimientos y los cuerpos policiales contaban con asistencia y apoyo espiritual, no sólo para asistir a los heridos en combates y moribundos o para realizar responsos y entierros, sino que los Capellanes prestaban importantísimo servicio de sostener alta la moral del soldado ante las privaciones y penurias que enfrentaban, como también la soledad y la distancia de sus seres queridos, quienes en su gran mayoría atravesaban situaciones de miseria y reclamaban a su hijo o padre. Todos los generales contaron, como está registrado en las actas y en la historia, desde la constitución de sus regimientos con Capellanes para su asistencia, por citar a algunos, podemos mencionar a San Martin, a Belgrano, a nuestro Numen Tutelar Güemes, y tantos otros.
El Capellán, principalmente, ofrecía el alimento y contención espiritual; brindaba la Palabra de Dios; administraba los Sacramentos, acompañaba y sostenía la oración del personal a su cargo y les contenía en lo humano, sobrenaturalizando las vivencias de sus fieles, recordándoles que su sacrificio y entrega tiene un sentido sobrenatural, la responsabilidad de custodiar y proteger a la familia y a la Nación, asumida por el Juramento ante la Bandera, se manifiesta ante Dios en primer lugar que nos confía a nuestro cuidado a la familia y a la Patria. Con el transcurso del tiempo, este servicio pastoral fue tomando una forma organizada llamándose en primer momento servicio religioso. En primer momento, dependía de un Vicario y posteriormente siendo constituida la Diócesis Castrense y pasando los servicios religiosos de cada fuerza a tomar la forma de las actuales Capellanías Mayores dependientes de un Obispo Castrense.
En nuestra historia no muy lejana, cabe destacar que, durante el conflicto bélico de las Islas Malvinas, fueron desplegados 22 Capellanes que estuvieron en buques, unidades de la Fuerza Aérea y junto a las tropas desplegadas en las islas, entre ellos dos de Gendarmería. Como en otros tiempos de nuestra historia, ellos acompañaron a los soldados que combatieron y muchos otros sostuvieron a sus familiares y a los soldados que permanecieron en el continente.
¿QUÉ RELACIÓN TIENEN LAS CAPELLANÍAS MAYORES CON EL OBISPADO CASTRENSE Y CUÁL ES SU DEPENDENCIA?
La Iglesia Universal se hace concreta en las Iglesias Particulares, que son encomendadas a los Obispos, sucesores de los Apóstoles para su gobierno pastoral. Cada Iglesia Particular, cada Diócesis, se edifica en torno a un Obispo, Sucesor de los Apóstoles, que es el Padre y el Pastor de la Comunidad Cristiana. Monseñor Santiago Olivera es nuestro Obispo Castrense, Pastor de esta porción del Pueblo de Dios desde el 30 de junio de 2017. Los Obispados o Diócesis, que en general conocemos son Iglesias Particulares que tienen una jurisdicción territorial o geográfica determinada, mientras que el Obispado Castrense es una Diócesis Personal, constituida para asistir y acompañar al peculiar modo de vida del Personal Castrense y para responder adecuadamente a sus necesidades, y las de sus familias. Esto significa que no se limita a un territorio determinado, sino que su jurisdicción es sobre las personas determinadas.
El Concordato es un Acuerdo Internacional con el rango de Constitución, es un convenio realizado entre dos Estados, en éste caso firmados por la República Argentina y el Estado del Vaticano, el 28 de junio de 1957, y ratificado por la Legislatura Nacional, para que la Iglesia asuma de manera organizada, como en otros muchos otros países, este servicio de acompañamiento espiritual y la Misión de acompañar a las mujeres y varones de armas en el discernimiento y formación de su vocación en los institutos, colaborando para que se identifiquen y asuman los valores institucionales de su Fuerza, manteniendo alto la moral del personal y procurando que permanezcan firmes en el ejercicio de su profesión y en el cumplimiento de su misión.
Las Capellanías Mayores dependen eclesiásticamente del Obispado Castrense y administrativamente de la Fuerza respectiva, por el Reglamento Conjunto de las Fuerzas Federales de Seguridad, en el administrativo la Capellanía Mayor depende de la Dirección General de Personal. La Iglesia Castrense para un prestar servicio más eficiente y adecuado a la realidad de las fuerzas, se organiza en capellanías mayores. Las Capellanías Mayores y los Capellanes de cada fuerza brindan su Servicio Pastoral haciendo presente al Obispo Castrense, que es nuestro Padre y Pastor, responsable primero y último de todos los fieles confiados a él por la Iglesia para ser atendidos y servidos en orden de la Fe y a su dimensión espiritual, tienen su razón de ser en un Concordato.
A diferencia de la carrera profesional militar del Gendarme, el ministerio sacerdotal, es un servicio. Para el sacerdote, los cargos y las designaciones son misiones temporales y no suponen mayor o menor jerarquía. Ser designado Capellán Mayor, se bien es un acto de confianza del Obispo, no es una promoción. El Obispo convoca a un Capellán por un tiempo a cubrir prestar este servicio y luego llamará a otros y quien estuvo prestando este servicio regresara para seguir sirviendo en cualquiera de los destinos que requieran un Capellán. La designación para ser Capellán Mayor es un llamado para prestar un Servicio por un tiempo determinado y exige una gran responsabilidad, conlleva el compromiso de colaborar estrechamente con el Obispo y dar respuesta a su confianza por el servicio que nos confía: Hacerlo presente ante la Conducción y entre los fieles de la Fuerza, Acompañar a los capellanes en la tarea de cada día, velando por su bien y el bien del servicio pastoral que se les confía y deben prestar y las necesidades del personal y sus familias.
Los fieles del Obispado Castrense son todo el personal en Actividad y Retirado de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, el Personal de Presidencia de la Nación y de los Ministerios de Defensa y de Seguridad de la Nación, incluso cuando prestan Servicio fuera del territorio nacional, siguen siendo nuestros fieles y donde ellos se encuentran está el Obispado Castrense y por lo tanto allí tiene jurisdicción. Éstas jurisdicciones son cumulativas, es decir que todo el personal de las fuerzas, son fieles del Obispado Castrense y también del Obispado territorial en el que tienen domicilio, y si faltara atención por parte del Obispado Castrense, por ejemplo, por falta de capellanes en algunas unidades, el Obispado territorial tiene la responsabilidad de asistirlos porque también son fieles suyos, aunque la atención pastoral de las diócesis territoriales no se realiza en el ámbito de las fuerzas, salvo expresa delegación del Sr Obispo Castrense.
¿CUÁL ES LA MISIÓN Y FUNCIONES DE LOS CAPELLANES?
El Capellán tiene como misión principal la Evangelización y la Vida de la Fe. Evangelizar significa anunciar el Evangelio, la Buena Noticia del Amor de Dios y la Salvación para todos. Esta tarea es muy amplia y se adecua a la realidad en la cual se la desempeña. Por lo que el Capellán realiza su ministerio sacerdotal cumpliendo su “rol de combate”, ofreciendo el servicio de la evangelización, asistiendo y conteniendo a todo el personal de las fuerzas y a sus familias sin importar su credo o religión. Siempre los capellanes respetaron y respetan la pluralidad de creencias y acompañan a cada uno de los miembros de las fuerzas y a sus familias independientemente de la Religión que profesen o al Culto al que vayan.
La Formación de los Valores que permite capacitar al personal de las fuerzas para ejercer adecuadamente su servicio, está enraizada en el Evangelio y en las virtudes. La Virtud es hábito adquirido, como tal cuesta mucho incorporarlo y es muy fácil perder esa destreza, a diferencia del vicio que se adquiere muy rápidamente y cuesta mucho liberarse de él. Así mismo, la identificación del Personal con el ideario y la Mística de su Fuerza, la vivencia de los valores institucionales, como por ejemplo el Sentido de Pertenencia, el Espíritu de Cuerpo, la Lealtad, la Camaradería, etc. La formación en la Virtud y en los Valores no es solo intelectual y además como todo hábito adquirido debe ejercitarse para no perderlos, siempre debemos recordar su sentido y fundamento. La Vida espiritual es fundamental para incorporar de la Virtud y para la vivencia de los valores.
Como podemos apreciar, la Misión del Capellán no comienza ni termina en algo puramente protocolar, no se agota su rol en la realización de una invocación en un acto o impartir una bendición a unas instalaciones o movilidades, aunque por supuesto lo incluye. Indudablemente, es muy importante, Reconocer, Alabar, Bendecir, Glorificar y Dar Gracias a Dios, como implorar su perdón o suplicarle asistencia y ayuda o pedirle por nuestras necesidades. La tarea Evangelizadora, supone el acompañamiento en el crecimiento de la Fe, en ayudar al Personal de la Fuerza a vivir la Fe en su Familia y que esta le ayude a transformar su hogar en una verdadera Iglesia doméstica, casa y escuela de comunión, alegría, en templo de la presencia de Dios, en un lugar de Paz y de Gozo, donde se realice cada uno de sus miembros descubriendo el proyecto de Dios para ellos y descubriendo en la Santificación el camino a la Felicidad.
También es Misión del Capellán:
- El asesoramiento a las correspondientes Jefaturas y la colaboración en la formación ética-deontológica del personal, según las normas de la ética Profesional y la Deontología, el Código de Conducta y las normas internacionales.
- Concientizar al personal de las fuerzas que, en el cumplimiento de su misión, sirven a Dios, a la Patria y a sus familias,
- Que el Juramento de estar preparados y dispuestos a entregar la vida en el cumplimiento de su deber, supone hacerse cargo del Bien Común, del Bien de todos, estando dispuestos a renunciar incluso al bien personal más preciado como es la propia vida, y no por despreciarla, al contrario, se reconoce un Bien más grande por el que estoy dispuesto a entregar lo mejor que todo, lo que soy en su custodia y defensa, y esto supone preparar y ayudar a las familias a vivir esta vocación de sus Padres, esposos/as o hijas/os. En mundo donde el egoísmo parece dominar todas las elecciones y decisiones es realmente alentador reconocer esta vocación que es una luz de esperanza para la humidad.
El Capellán debe iluminar la mente y el corazón de los integrantes de las fuerzas, no solo dando razones y motivos para entregarse, sino llenado de Bien y Amor su inteligencia, su mente y sus vidas. El integrante de una Fuerza debe combatir contra las tentaciones del mundo, contra el pecado, las pasiones desordenadas, los vicios, la corrupción, los múltiples ofrecimientos del mundo del delito, contra la impotencia ante las injusticias y la violencia, etc.
Esto requiere una estructura de formación muy sólida no sólo en lo intelectual, sino también en la voluntad y el Capellán debe colaborar en su preparación y ayudarlo en esta lucha. Esto también es evangelizar. Llenar de Dios el corazón de cada persona y de cada grupo, los criterios de formación y de acción. Así, un gendarme o un militar creyente, un funcionario público que combate el delito o un soldado que va a una Guerra, o combate, no lo hace movido por el odio contra sus enemigos, sino que es impulsado por el Amor a su tierra, a su Nación, a su Bandera, a sus tradiciones, a su Familia, por amor a lo que se es y a lo donde se pertenece y se combate con los criterios de legítima defensa. Una persona de fe, cristiana o no, no puede alimentarse o movilizarse desde el odio, esto es inhumano, indigno y destructivo. Este es el caso de los racismos, de las ideologías o nacionalismos extremos. Muchos ejércitos y policías en el mundo, fueron o tal vez siguen siendo formados en el odio contra los otros,
Es muy distinto, tanto en la formación, en los principios y fundamentos que mueven a la persona, en las convicciones como en los criterios de vida y en los códigos profesionales, es muy distinto si es el Bien, el Amor quien determina sus acciones o si por el contrario son el Mal, el Odio, la Ambición, la Soberbia, el Egoísmo, etc. aquellos valores o desvalores que llenan su corazón.
DESDE SU ROL SACERDOTAL, ¿CUÁLES SON LAS PRIORIDADES Y OBJETIVOS PROPUESTOS PARA SU DESEMPEÑO EN LA FUERZA?
El Obispo Castrense, Monseñor Santiago Olivera, es el Padre y Pastor de nuestra Iglesia, él quien establece las prioridades pastorales, objetivos y orientaciones para la Pastoral de la Diócesis, de acuerdo al Acuerdo entre la Nación Argentina y el Estado Vaticano y al Estatuto del Obispado, considerando las necesidades presentadas por los Ministerios de Defensa y de Seguridad, según sea el caso de cada fuerza, y la Conducción de cada fuerza, , (en nuestro caso, el Ministerio de Seguridad y el Señor Director Nacional) y escuchando las necesidades de la Conducción de cada fuerza y el parecer de los Capellanes Mayores.
Las Prioridades de la Pastoral Castrense son:
- Anunciar el Evangelio, Impregnar la vida y la familia de cada gendarme, sus valores institucionales y el decálogo con las virtudes humanas y cristianas propuestas por el Evangelio, alimentar la vida de Fe del Gendarme y de su familia, Impartir la Catequesis, Ofrecer la Eucaristía, realizar las Invocaciones Religiosas de Acción de Gracias, de Súplicas por diversas necesidades, Bendiciones, etc.
- Ayudar al Gendarme a reconocer su Vocación como llamada de Dios a Servir al Prójimo y de la Patria, ayudándoles a descubrir dimensión sobrenatural de la misma.
- Fortalecer las familias, promover la armonía y el diálogo,
- Prevención de Violencia familiar y en la prevención de adicciones.
- El acompañamiento y atención pastoral de los enfermos y sus familiares,
- Acompañamiento espiritual de los familiares y camaradas de los fallecidos,
- Procurar la internalización y vivencia de los valores Institucionales y el del decálogo,
- Ofrecer acompañamiento y contención en durante la formación y durante los años de servicio,
- Sostener la moral del personal en alto,
Los Gendarmes, son parte de la sociedad por lo tanto viven insertos en ella, por lo cual interactúan permanentemente con la sociedad toda, y reciben su influencia en lo positivo y en lo negativo también. Así, por ejemplo, en sociedades más cerradas, el personal tiende a encerrarse mucho, en sociedades más abiertas, el gendarme en general es por lógica es mucho más sociable. En sociedades que perdieron o debilitaron mucho sus valores, el riesgo de que esas carencias o debilidades en los valores afecte al gendarme o a su familia es mayor. Por lo tanto, además de las misiones ordinarias, los Capellanes procuramos prevenir y dar respuestas al deterioro del diálogo y la convivencia familiar, la violencia intrafamiliar y la falta de respeto, las problemáticas en la relación de padres e hijos, el crecimiento de las adicciones en la sociedad y el riesgo creciente de que hijos y familiares, como el personal más moderno caiga en las redes de este flagelo siendo éstas otras de las tantas prioridades a atender.
EN BASE A SU EXPERIENCIA, ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES CONFLICTOS A LOS QUE LA FAMILIA GENDARME ESTÁ MÁS EXPUESTA?
En general, son los mismos conflictos que enfrenta cualquier familia, con el agravante de las situaciones propias del servicio, los traslados y el lógico desarraigo, muchas familias que, por diversas circunstancias del servicio, por el trabajo del otro cónyuge o el estudio de los hijos viven lejos.
Así, las exigencias de horarios y las presiones de algunos servicios, puede agudizar la dificultad o falta de diálogo, los malos ejemplos, la tendencia a la violencia familiar, el aumento de las adicciones, las tentaciones en la búsqueda desordenada y desmedida de poder, de bienes y de placer, confundir el amor con un sentimentalismo pasajero, la dificultad para comprender que el verdadero amor se basa en la elección de querer y aceptar al otro como es y procurar que se realice en su vida la voluntad de Dios y hacerlo feliz, aunque suponga renuncia, cruz y muerte, como Cristo que da la vida por sus amigos, aunque se agregan a estas realidades. Vivimos en una sociedad donde creció mucho el egoísmo y la avaricia, la búsqueda de poder, la ambición desmedida de dinero, cosas y de placeres, lo que hace que a las nuevas generaciones les resulta bastante más difícil la responsabilidad familiar y social, la vivencia de la virtud y los valores, la honestidad y la integridad.
EN GENERAL, EL GENDARME ES UNA PERSONA CON PROFUNDA FE CATÓLICA. ¿CUÁLES SON LOS ASPECTOS QUE UD. CONSIDERA IMPORTANTES FORTALECER EN SU CONDUCTA ESPIRITUAL?
Considero que debemos fortalecer varios aspectos de nuestra vida de fe. Una de las dimensiones de la Vivencia Cristiana y de la experiencia de ser Iglesia y pertenecer a una Familia, a una comunidad, que se reconoce porción pueblo de Dios y que experimenta, la filiación divina, la Presencia, la Cercanía de Dios y su Paternidad, su afecto en la Persona del Obispo, Monseñor Santiago y de sus colaboradores, los capellanes, como también la experiencia el vínculo de la Fraternidad Cristiana en la experiencia de pertenecer a una comunidad eclesial concreta. Tantos años sin Obispo puede habernos llevado a acostumbrar a la ausencia del padre y a reemplazar su presencia con quienes teníamos más cerca. Ahora es importante reconocer este don para nuestra Iglesia, valorarlo y disfrutar de su presencia, de su guía y su afecto.
La Vida de Fe debe empapar todas las dimensiones de la persona humana, pensamientos, elecciones, decisiones, acciones, su compromiso laboral y su vida social. Lo importante de la Vida de fe de una Persona y de una familia radica en las cosas simples enseñadas y transmitidas por el Maestro Jesús.
Amar a Dios sobre todas las cosas, con todo el corazón, con toda la mente, con todo el espíritu y con todas las fuerzas y el amor al prójimo como Cristo nos amó, hasta dar la vida por ese prójimo, este amor incluye respeto, diálogo, tolerancia. En este mandamiento de amar al prójimo como Él nos amó, se funda el juramento de entregar la vida por la Patria.
Buscar el Reino de Dios y su Justicia, la escucha asidua y atenta de la Palabra de Dios, aun cuando no la entendiéramos, guardarla en el corazón y meditarla como lo hizo María, éstos son mi Madre y mis hermanas y hermanos, quienes escuchan y cumplen la Palabra de Dios, hacer la Voluntad del Padre que está en el Cielo, la Oración de cada día en familia, la Vida de la Gracia y la asiduidad en los Sacramentos, el seguimiento de Cristo, el compromiso por construir el Reino de Dios en el mundo presente, las Obras de Caridad y Misericordia, realizar con responsabilidad, honestidad y justicia las tareas de cada día.
Para los cristianos la Verdad es Cristo, el Hijo único del Dios Vivo y verdadero. Dios se revela por medio de su Palabra, el Verbo Eterno. El Hijo que toma la naturaleza humana sin dejar de ser Dios y viene para darse a conocer, para entregarnos su Perdón y para devolvernos su amistad. Es el único Camino al Padre, la única Verdad y la Verdadera Vida, Él es la Resurrección.
El Gendarme Cristiano, reconoce su vocación de servicio a la Patria como su deber de estado, en el cual debe santificarse, es su modo de responder a la Vocación Bautismal a la Santidad, a ese llamado de Cristo, en el ejercicio de su profesión y en la vivencia de su vocación da gloria a Dios y sirve a sus hermanos. El Gendarme cristiano vive su compromiso Bautismal, impregnando de Evangelio los valores Institucionales y su Decálogo inspirado en la fe y sostenido por las Virtudes Cristianas y Humanas.
La Catequesis permanente, la dimensión comunitaria de la vida de Fe, la participación frecuente, activa y consciente en la Eucaristía y la Esperanza en la Resurrección y la vida eterna, la tierna y confiada Devoción a la Santísima Virgen María, Madre de Cristo, Madre y Patrona nuestra en la advocación de Ntra. Sra. de LUJÀN, y el cariño y devoción a los santos, son otros aspectos que debemos fortalecer en la vida de fe de nuestros fieles gendarmes.
Desde hace varios años, la vivencia de la Fe en la sociedad por distintas causas, viene sufriendo muchos cambios y por consiguiente también sus criterios y modos de vivir, influyendo de diversas maneras, no solo en la vida personal, sino en las instituciones y en la sociedad toda. Las ambiciones desmedidas, los egoísmos, la búsqueda desordenada de placer, el alejamiento de Dios, la gran caída del poder adquisitivo de los salarios que crece desmedidamente desde hace muchas décadas, la necesidad de que ambos cónyuges trabajen para mantener una familia y en muchos casos para sobrevivir, el legítimo deseo y aspiración de la mujer por realizarse también en su dimensión profesional o laboral.
Se agrega a esto la sociedad de consumo que prioriza el aparentar, el placer desmedido y desordenado y el consumo por encima del ser, la creciente disolución de las familias, la ausencia de los padres en la vida y en la contención de sus hijos, las exigencias laborares y sociales, la falta y creciente dificultad de diálogo entre esposos, parejas, entre padres e hijos, la violencia social y familiar, la creciente inseguridad, la influencia de los medios de comunicación y la globalización tanto en lo mucho que conllevan de positivo como en sus aspectos negativo, el ateísmo práctico, incluso en personas que se dicen creyentes y por ende la falta de Dios en la vida de las personas, y no considerar su voluntad como algo a tener en cuenta, entre otras muchas realidades, influyeron sobre manera en la formación de las personas, en la realidad de las familias, los criterios y códigos que movilizan a las personas, a las instituciones y a las sociedades.
Todo esto entre otras cosas, influyeron sobre manera en las personas, en la vida de familia y por tanto en la conducta social, incluso en la vida de fe, ya que muchas personas desean y buscan una fe que responda y justifique sus opciones y criterios de vida y muchos dejan de preguntarle a Dios que quiere de cada uno, cuál es su proyecto o propuesta para la humanidad, para la familia, para el trabajo, la sociedad, el medio ambiente, la justicia social, la política, etc., dando origen a muchas nuevas manifestaciones o grupos religiosos modernos.
EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS SE VE UN CRECIMIENTO DE OTRAS CORRIENTES RELIGIOSAS Y UNA MAYOR APERTURA PARA OTROS CULTOS. ¿QUÉ OPINA USTED AL RESPECTO?
El Obispo Castrense y las Capellanes de cada fuerza, tienen además de su Misión Eclesial, otra razón de ser, que es prestar un servicio a la Nación y a los servidores de la Nación y de la sociedad, por lo que el servicio de la Iglesia, a través del Obispado Castrense y de las Capellanías, trasciende el culto de la Iglesia Católica. Por lo general la fe se vive en el ámbito personal, familiar y comunitario de la Iglesia o Congregación a la que cada uno pertenece. Se testimonia con el compromiso en la vida y en trabajo de cada uno.
Hay muchos errores y confusiones al respecto de la presencia y de la acción de las Capellanías. Las mismas no están para competir o hacer proselitismo ni convertir a una u otra fe al personal de las fuerzas. Los capellanes no tratan de cambiar la fe de nadie, cosa que si pretenden algunos cultos nuevos ocasionando muchos problemas hasta en el servicio. Hoy se habla demasiado ligeramente de discriminación y se confunden las realidades. La Iglesia respeta la libertad de culto, el seguimiento de Cristo debe ser libre y responsable, cada uno debe buscar con rectitud de conciencia la verdad, seguirla y servirla. Al igual que en la sociedad, varios hermanos nuestros se adhieren a otros cultos, o encuentran en ellos a Dios y el modo de rendirle su culto. Lo primero es el respeto y el cariño. todos somos hijos de un mismo Padre y por lo tanto así debemos reconocernos y tratarnos. A ningún Padre le agrada que sus hijos estén peleados, se maltraten o agredan.
Por otro lado, es importante que comprendamos que la Gendarmería es una Institución al servicio de la Nación. Así, por ejemplo, una persona que profesa una fe que no le deja portar armas, jurar la bandera, rendir veneración a la Patria o a los Símbolos Patrios, y que no acepta ni reconoce a la Nación, no puede pertenecer a una fuerza y esto, no porque se la discrimine, sino porque no puede cumplir la misión ni se puede identificar con el ideario o misión de la misma.
Lo mismo sucede con quienes practican un culto que les prohíbe por ejemplo asumir una Guardia o trabajar el día sábado, o el personal que profesa cultos que no respetan ni aceptan los Valores Institucionales, que no se identifican con su decálogo y que lastiman el espíritu de cuerpo, el sentido de pertenencia, la camaradería, etc. no pueden integrar las fuerzas, porque no están en condiciones de cumplir la misión, no se identifican con los valores que deben defender, ni asumen el rol que el Estado les encarga.
Nada ni nadie impide a cada Gendarme vivir y practicar su fe y su culto. La presencia de las Capellanías en las fuerzas, no es para competir, hacer proselitismo o imponer un credo y si bien hay una misión evangelizadora fundamental, la Capellanía ofrece un servicio pastoral para todos sin excepción. Tanto los valores Institucionales y el Decálogo, como las virtudes y la deontología profesional son para todos los Gendarmes por igual y todos deben identificarse con este perfil institucional y con el correspondiente sentido de pertenencia y espíritu de cuerpo.
Tengo y he tenido amigos Gendarmes que profesan otros cultos y esto nunca fue dificultad para compartir o vivir la camaradería y la fraternidad, con algunos incluso compartimos momento de oración. La principal dificultad radica en errores conceptuales y confusiones, los fundamentalismos religiosos, o en algunos grupos nuevos que son muy agresivos y pretenden generar conflicto o hacer de la gendarmería un espacio para proselitismo religioso o algunos cultos que incluso buscan algún beneficio y hasta redito económico.
Por eso insisto en que por lado debemos respetar la libertad religiosa, que, dicho sea de paso, nadie la defiende y promueve más que la Iglesia Católica, pero debemos tener cuidado con aquellos cultos que quieren introducir sus prácticas dentro de la fuerza para realizar proselitismo, para romper el espíritu de cuerpo y para enfrentar a unos gendarmes con otros, o aquellos cultos combativos, fanáticos o fundamentalistas, que agreden a quienes no piensan como ellos, ya que todo esto no es una vivencia sana de la fe y no ayuda al Gendarme ni a la Institución a cumplir su misión.
SU ROL PASTORAL ABARCA TAMBIÉN AL PERSONAL RETIRADO Y PENSIONADAS. ¿QUÉ RECOMENDACIONES REALIZA PARA ELLOS Y CUÁLES SERÍAN SUS RECOMENDACIONES?
El Retirado y las Pensionadas siempre han sido muy queridos y respetados en la Fuerza. Las generaciones de Gendarmes que conocí, siempre transmitían ese cariño y respeto. Cuántos gendarmes al fallecer un camarada se comprometieron a acompañar y sostener a la familia del fallecido, recuerdo muchos jefes y encargados que dieron este testimonio.
El retirado es la historia viva de la Gendarmería, lo que es la fuerza, es lo que fueron sus gendarmes. Tanto sacrifico, entrega, renuncias, su vocación de servicio. El Retirado y las Pensionadas deben sentirse siempre con sano orgullo, miembros queridos y valorados de esta gran familia. El Retirado y su familia, al igual que nuestras pensionadas, entregaron gran parte de sus vidas y renunciaron a mucho, incluso afectos y vivencias por el servicio, ahora es justo que disfruten con sus familias de tantas vivencias que en el tiempo de servicio no pudieron hacerlo.
Es muy importante que sigan cultivando la camaradería, que no se alejen, ni se aíslen. Los invito a que en esta dimensión espiritual de sus vidas tengan la mirada puesta en la Esperanza que descubre en Dios a un Padre Bueno que ordena todo para el bien de quienes o aman y que nunca abandona a sus hijos. El retirado y la pensionada deben valorar y agradecer todo cuanto vivieron, disfrutar con gozo del fruto de su vida, renovar su esperanza sabiendo que pueden dar mucho a sus hijos y nietos y a la sociedad. Deben liberarse de cualquier resentimiento que ata al pasado, paraliza, nubla la inteligencia, angustia y destruye. Deben evitar el sentimiento de soledad y angustia, deben llenarse de Dios y no dejar espacio para la angustia o desesperanza, deben preguntarle a Dios cada día por el sentido de su vida, cuál es su proyecto para con ellos en esta nueva etapa de sus vidas. Cuando nos entregamos a Dios nos sorprenderemos de lo que Dios va a revelarnos, de cuanto bien podemos hacer y disfrutar, de lo que tiene preparado para nosotros.
EN LA ACTUALIDAD Y EN ÉPOCAS DE PANDEMIA, ES QUIZÁS EL TIEMPO DONDE TODOS NECESITAMOS UNA CUOTA ADICIONAL DE FE. ¿QUÉ REFLEXIÓN Y RECOMENDACIONES LES DARÍA A LOS JÓVENES GENDARMES QUE ESTÁN MÁS CERCA DE LOS SECTORES GEOGRÁFICOS MÁS CRÍTICOS?
Exactamente. ¡Así es! Sin fe, la vida carece de sentido y de expectativas. Sin Fe, no hay Esperanza, solo queda lugar para la depresión y la angustia. Sin Fe y sin Esperanza todo es frustración y muerte, no hay lugar para la vida ni para la alegría. Estos tiempos deben ayudarnos a ser humildes, a aceptar la verdad.
No somos dueños de la vida, ni de la nuestra, ni la de nuestros seres queridos. La vida no es nuestra, es prestada y deberemos devolverla como profesa sabiamente el folklore “cuando el creador nos llame para la entrega”. Somos administradores de los dones de Dios, entre ellos la Vida, la Gracia y la Fe. Tenemos la vida porque Dios nos ama y nos la regala, esa es la primera verdad donde fundamos todas nuestras convicciones. Si nos reconocemos amados por Dios, sabemos que Él nos cuida y por eso no tememos, ni perdemos las esperanzas.
Este tiempo inédito e inesperado de la Pandemia, es una ocasión para renovar el sentido cristiano de la Vida y la Fe en Dios. Nadie puede quitarnos su amor. ¿Confiamos o no en Dios y en su Providencia, nos ponemos en sus manos?
Dios nunca abandona a sus hijos. Este tiempo, como todo tiempo, es tiempo de Gracia y de Misericordia, tiempo de Conversión y de Reconciliación. Este tiempo, también es historia de salvación, hoy Dios nos salva. No podemos vivir como tantos hermanos viven este tiempo llenos de angustia y violencia. La Resurrección de Cristo dio sentido y lleno de luz la Cruz y la Muerte. En medio de este “temporal”, en esta pandemia, el Señor nos tiende la mano y nos invita a caminar hacia él, está en nosotros confiar y caminar.
Quien conoce a Dios, sabe por la fe que Dios lo ama y nunca lo abandona. Quien Cree en Dios, no deja que nada ni nadie le quite la Paz ni la alegría. ¡Habrá contratiempos en la vida, pero la mirada siempre debe estar puesta en lo alto, allá en la meta a la que nos dirigimos, y las dificultades y obstáculos del camino no pueden hacernos olvidar ni distraer de hacia dónde nos dirigimos, porque y para que vivimos!
Escuchemos a Dios, preguntémosle por qué y para que permite esta pandemia, que quiere de nosotros, a que nos invita, qué sentido tiene y como nos ayudará a alcanzar la Salvación. El único Maestro es Jesús. Él nos dice “no se inquieten crean en Dios y crean también en Mí”, “yo estaré con Uds. hasta el último día”, “no los dejaré solos”. Es muy importante evitar lecturas fundamentalistas o culpar a Dios por aquello que hacemos los hombres. En estos tiempos, aparecen muchos falsos profetas y maestros. Esta es una de las tentaciones a las que nos somete el demonio. La humanidad debe hacerse cargo de haber mandado a Cristo a la Cruz y toda la maldad hay en nuestro mundo. Dios hizo toda la creación buena, fue el hombre, varón y mujer, quien decidió aceptar la invitación del maligno y desordenarla y lastimarla. El mismo Jesús nos enseña que el mal entra el mundo saliendo del corazón de los hombres.
Pidamos con humildad y confianza a Dios nuestro Padre Providente y Misericordioso que nos libre de esta pandemia y de todas las pandemias morales que azotan a la humanidad. Seamos humildes, Confiemos en Dios y aportemos nuestra entrega y servicio para colaborar en la redención obrada por Cristo.
HEMOS HABLADO DE VARIOS TEMAS, ALGUNOS DE ELLOS POCO CONOCIDOS POR LOS GENDARMES. ¿QUÉ OTRA COSA QUIERE DECIRLE A NUESTROS LECTORES?
Desde la llegada de Monseñor Santiago como Obispo castrense, nos insiste en la necesidad de que el personal católico de las fuerzas se reconozca fiel de esta gran familia y podamos crecer en la vida sacramental y comunitaria del pueblo de Dios. También nos exhorta a asumir con Humildad y Caridad la verdad completa de la historia personal, eclesial e institucional con sus luces y sus sombras, desde una sincera conversión y reconciliación, para que Dios pueda realizar su proyecto en nuestra vida, en la Iglesia y en la Patria.
Reconocer quiénes somos, de dónde venimos y que estamos llamados a ser. El Amor a Dios, a la Patria y a la Familia, La Humildad, la Honestidad, la Integridad, la Lealtad, el Espíritu de Cuerpo, El Sentido de Pertenencia, la Camaradería, el Sacrificio, la abnegación, la energía, la corrección, todos esos valores que identifican al gendarme y que revelan su perfil, eso es la gendarmería.
Hablábamos de los Retirados, esos Gendarmes, sus vidas, son el prestigio de la fuerza hoy. Lo que vivieron y dieron, sus historias, son la Gendarmería de hoy, aquella vida sembrada y entregada, germinó y dio sus frutos. Las nuevas generaciones deben vivirlo con alegría, responsabilidad, compromiso y sano orgullo. Indudablemente, habrá cosas que cambien, por ejemplo, ahora los Gendarmes usan 4×4, motos y helicópteros, internet y celulares, pero los valores, la vocación del Gendarme, no debe cambiar.
Sobre ese cimiento, sobre la fe que traían de sus casas y pueblos, se construyó la GN y deben permanecer siempre fiel a su identidad, a sus valores y a su Decálogo, siempre fieles y leales a Dios, a la Patria y a las familias. Podrán cambiar algunas funciones y tareas, las autoridades pueden encomendar nuevas, variadas y distintas misiones, pero nunca deberemos cambiar lo que somos ®.
muy bueno todo martin!! un gran abrazo y a seguir…….
Gracias!!! Dónde andas?
Debo felicitarlo José por dar a conocer las actividades e importancia de los Capellanes en las Fuerzas, su acompañamiento espiritual es fundamental para que el uniformado sepa que no está solo y creo que nos deberíamos acerca más a ello que si están solos. Un abrazo y el afecto de siempre.
Gracias, mi estimado!!! Lo bueno tambien debería ser noticia. Un abrazo!!!